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Los laboratorios médicos y dentales requieren aire comprimido de la máxima pureza. El uso de aire comprimido técnico que no cumpla este estándar puede poner en peligro la salud de los pacientes. Además, las partículas presentes en el aire comprimido contaminado se pueden mezclar con los costosos y delicados equipos médicos, algo que puede afectar a su duración y funcionalidad.